Viviendas sociales construidas en un solar alargado en el distrito de Sants-Montjüic de Barcelona, en un entorno urbano bastante degradado y en proceso de regeneración. Frente al edificio hay un patio escolar de un intenso color terroso. Un extremo del solar se estrecha hasta convertirse en el típico rincón biselado de Barcelona, pero en este caso en una versión reducida, casi ridícula, de la esquina del Eixample.
El nuevo volumen se compone de una planta baja unitaria para locales comerciales y dos plantas de viviendas. Las habitaciones de todas las viviendas dan al patio interior, y los salones y cocinas a la calle. Esto es posible porque todos los servicios y los ejes de comunicación vertical se concentran en la franja central longitudinal del bloque. Cada planta acoge una distribución de seis viviendas con tres ejes de comunicación vertical. Para optimizar el tamaño del salón se combina con una cocina semiabierta. La zona comunitaria para tender la ropa se sitúa en la cubierta plana, conservando la sana tradición mediterránea de Barcelona: el uso colectivo de las azoteas. Todos los volúmenes de la cubierta son oscuros para enfatizar la franja de viviendas en fachada.